jueves, 16 de diciembre de 2010

Los Aztecas y la Epilepsia

Cómo curaban la Epilepsia nuestros antepasados Aztecas

Por : Dr. Norberto A. Luna López*






Remedio Azteca para la Epilepsia:

Cuando es reciente el mal sagrado sirven las piedrecillas que se hallan en el buche del halcón, de los pajarillos huactli y del gallo; la raíz de quetzalatzonyatl, cuerno de venado, incienso blanquecino, incienso blanco, cabello de muerto, carne quemada de topo encerrado en una olla. Todo bien molido en agua caliente. El que tiene este mal debe beber, hasta vomitar, la anterior mixtura. Y le puede ser útil, antes de que la beba, tomar el jugo de un arbusto que se llama, tlatlacotic, y cuya raíz ha de ser molida.
Observa el tiempo en que la epilepsia ha de venir, porque entonces, al aparecer la señal, el epiléptico póngase en pie y púncensele los cartílagos y los costados. Cuando se levante, ha de beber hiel canina y al mismo tiempo se le ha de echar en la cabeza una mixtura hecha de hojas de quetzalatzonyatl y tetzitzilin, y hierba acocoxihuitl, molidos en agua. Debe comer también cerebro cocido de comadreja y de zorra.
Se le deben dar sahumerios con el buen olor de nido de ratones quemados en las brasas y de incienso blanquecino y de plumas del ave llamada cozcacuauhtli.


Esto es real. Y  la descripción es textual y está escrita en el Códice de la Cruz-Badiano, donde se definen múltiples enfermedades y sus tratamientos.  El Códice original, que fue  escrito en el año de 1552, (solo pocos años después de la llegada de los españoles), se encuentra actualmente en el Museo Nacional de Antropología e Historia de la Cd. de México y su nombre original es Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis (Librito de las hierbas medicinales de los indios).

La foto que acompaño a este escrito fue tomada justamente del libro original. Y además de la descripción (originalmente en latín), noten los artísticos dibujos de las plantas que se utilizaban para tal o cual padecimiento (en este caso la Epilepsia), y esos dibujos los realizaban los indios tlacuilos.

La medicina prehispánica es importante por sus aportaciones. En ella encontramos una concepción propia de la vida, la muerte y de los recursos de que se valieron los pobladores originarios de México para enfrentarse a la enfermedad y a la misma muerte. Personajes fundamentales de este periodo son el sabio viejo y el médico sacerdote quienes se ponían en contacto con los dioses, los cuales tenían el poder de castigar con enfermedades o premiar mediante su curación.

Cuando a principios del siglo XVI, llegaron los españoles a nuestras tierras se asombraron de la civilización que encontraron.
Bernal Díaz del Castillo en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, escribe su impresión cuando al llegar a la meseta de Anáhuac contempló Tenochtitlán,… y escribió: “nos quedamos admirados y decíamos que se parecían a las cosas de encantamiento...”

La belleza de la ciudad azteca no sería la  última sorpresa de los europeos: La medicina que practicaban era sorprendente y el conocimiento que tenían de la botánica y del mundo vegetal era magnífica. Moctezuma II, ya para esas fechas tenía en su jardines reales cientos de plantas medicinales clasificadas y hay un dato halagador: el Emperador Azteca se había adelantando 50 años al primer jardín botánico, al de Padua, y al de París, y cuando el protomédico de Felipe II, Francisco Hernández visitó México después de la conquista, reunió 1200 variedades de plantas medicinales que llevó a su patria.

La medicina de los aztecas se mezclaba, tal como se hacía en el resto del mundo, con religión y magia, pues creían que las divinidades intervenían en la enfermedad y el alivio; pero también curaban sobre la base de que la enfermedad era una pérdida de equilibrio interno del cuerpo, concepto milenario de los chinos con el ying y el yang y en la fisiología médica moderna con el vago y el simpático.

En todos los tiempos y en todos los lugares la medicina ha estado íntimamente conectada con el pensamiento filosófico que norma la conducta humana; la medicina es parte de los interrogantes que toda comunidad primitiva empieza en un momento a plantearse y de donde derivan los conceptos metafísicos.
 Al tratar de interpretar el fenómeno enfermedad. El hombre de todas las eras ha imaginado explicaciones diversas pero que casi siempre coinciden –salvando las diferencias lingüísticas--, en el castigo, el azar, y la prueba impuesta por los dioses.

Para entender la medicina prehispánica habrá que tenerse en cuenta el trasfondo conceptual en íntima relación con la visión náhuatl del mundo, y habrá que ubicar y sopesar exactamente el grado de pensamiento mágico y la superstición dentro de la ticiotl (medicina), para dejar de considerarla una práctica primitiva, exenta de racionalidad y de empirismo.

No es posible, claro está, aplicar criterios definitorios actuales de salud y enfermedad como los verbaliza la OMS, pero igualmente ilógico es querer hacer notar las semejanzas o diferencias entre la medicina náhuatl y la moderna. Todo fenómeno sociocultural debe analizarse desde el  punto de vista de los inmersos en él y en el momento que sucede. No caer en el error de adjudicarle a la medicina Azteca un carácter científico  ---que no tenía, ni  le interesaba tener---, ni  intentar verla racional y lógica, pero tampoco exótica o bárbara.

Como podemos todos comprender, la medicina Azteca era rica en conceptos socioculturales, y su práctica entendible y racional para su tiempo, así debemos entenderla.



*Dr. Norberto A. Luna López. Neurólogo Pediatra. Profesor de Pediatría y Neurología, Facultad de Medicina de Minatitlán, Ver. Miembro de la Academia Mexicana de Neurología, de la Academia Iberoamericana de Neurología Pediátrica y de la Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica. Presidente de la Asociación de Pediatras de Minatitlán, Ver. México.


Pd.- Pongo a  la disposición de todos Ustedes una charla completa sobre el Códice de la Cruz-Badiano. Cuando gusten.

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